martes, 13 de julio de 2010

crímenes mafiosos argentinos
















Colóquense en serie tres crímenes: asesinato de Nora Dalmasso, asesinato de María Marta García Belsunce y asesinato de Luis Emilio Mitre.

En los tres, surge un adjetivo común: “mafioso”.

En el caso cordobés, lo utilizó el abogado del “perejil” y lo utiliza todo el pueblo de Río Cuarto. En el caso porteño, lo usó “Ener” Gaspar Chiappetta. En el caso del conurbano bonaerense, lo usó el ex comisario Casafús.

En este último caso, hay un valor agregado: que un oficial de la Policía Bonaerense designe como “mafioso” al crimen y a la familia de la horripilante María Marta es una especie de condecoración internacional para el crimen. Es como si Clint Eastwood saliera de un cine después de ver una película dirigida por un director que no fuera él mismo y dijera “¡ay, pero es una película muy violenta!”.

Es insano entenderse con la lacra de los abogados; de todos modos, uno sabe que no existe en el Código Penal argentino la figura del “crimen mafioso”. “Supongamos –diría el Gordo Gostanián, crítico literario de Mavrakis.com.ar- que en el discurso medio popular, el término “crimen mafioso” denote una sola perspicacia: la de un crimen por encargo, en manos de un sicario cualquiera pero ordenado por una figura relevante. Y en un país donde la única aristocracia es el dinero –recordarás a los poetas modernistas de antaño, Mavrakis-, la relevancia más firme significa una sola cosa: la tenencia indiscriminada del dinero suficiente para matar a cualquiera y continuar impune y en libertad”.

Los crímenes mafiosos argentinos son tan berretas que los celan los mismos miembros de la familia del asesinado, con el rol asequible de ser, precisamente, encubridores. Disimuladores interesados de “lo que pareció un accidente”.

Es un año de elecciones, y la administración mediática de la Justicia podría cargarse al patrimonio -¿por qué no?- de dos o tres “mafiosos” capaces de decretar “crímenes mafiosos”. Es muy imaginable la situación de un Macarrón condenado y de un Carrascosa condenado. ¿Será posible que caigan también “los encubridores” en primera fila detrás del crimen de Luis Emilio Mitre? La semana pasada hubo una misa “in memoriam” del occiso de apellido patricio. A la hora de redactar una crónica, un agente de este staff presente en la ceremonia escribió: “Nadie se permitió ostentar un clima de impaciencia por la impunidad. Lo mismo hizo el diario La Nación, que mantuvo desde el primer momento un tono acaso demasiado circunspecto alrededor del homicidio y la víctima: lo primero se asoció de inmediato a un robo; lo segundo, al mero rol de accionista. En silencio, el crimen reposa en la cómoda abulia de ser, sin derecho al matiz propio, uno más de tantos homicidios ceñidos al circuito de la oferta y la demanda del deseo gay. Aunque sus puntos oscuros podrían filiarlo a la naturaleza de crímenes como los de María Marta García Belsunce y Nora Dalmasso”.

Conste que, una semana antes, y por su solo potencial perceptivo, al agente del staff de Mavrakis.com.ar ya lo avalaban las percepciones similares del ex comisario Casafús: el ex director de la Brigada Antisecuestros acusó a los Belsunce de haberlo usado para "encubrir el homicidio". Confirmó que Horacio, el hermano de María Marta, lo llamó para que "parara a la policía".

¿Y a cuál familiar le tocaría compadecer ante la Justicia en el caso de Luis Emilio Mitre?

http://mavrakisyvaldes.blogspot.com/2007/04/tres-crmenes-mafiosos-argentinos.html

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